La doctrina de María como intercesora no se encuentra explícitamente en la Biblia. La idea de María como intercesora se desarrolló en la tradición y teología de la Iglesia Católica después del periodo bíblico. Sin embargo, hay pasajes en el Nuevo Testamento que los católicos y otros cristianos interpretan como fundamentos para la veneración de María y su papel como intercesora. El pasaje biblíco referentes es Juan 2:1-11
Juan 2:1-11
1 Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. 2 Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. 3 Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. 4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. 5 Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. 6 Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros. 7 Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. 8 Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. 9 Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, 10 y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora. 11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.
Juan 2:1-11
¿La Biblia habla de María como intercesora en Juan 2:1-11?
La narrativa del milagro en las bodas de Caná, que encontramos en Juan 2:1-11, es una hermosa revelación de la profunda relación entre Jesús y su madre, María. En este pasaje, María se presenta no tanto en el papel formal de intercesora, en el sentido de realizar una petición explícita por otros, sino más bien como una figura que, con su profunda sensibilidad y amor, percibe las necesidades de quienes la rodean y las lleva ante la presencia de su Hijo, confiando plenamente en Él.
En este acontecimiento, María observa la necesidad —la falta de vino, que podría considerarse un detalle menor en el gran esquema de las cosas— pero para ella, ninguna necesidad es demasiado pequeña si afecta el bienestar de sus hijos. Su acercamiento a Jesús es sutil; ella simplemente le expone la situación: «No tienen vino». En sus palabras hay un implícito pero poderoso mensaje de confianza. María no le dice a Jesús qué hacer; su fe en Él es tal que basta con hacerle saber la necesidad.
La respuesta de Jesús a María, aunque a primera vista puede parecer distante, «¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora», en realidad refleja la dinámica profunda de su relación. Jesús reconoce el papel de su madre en su misión, pero también señala el tiempo divino de Dios. Sin embargo, María, en su inquebrantable fe, se dirige a los sirvientes con una instrucción que refleja toda su confianza en Jesús: «Haced todo lo que os dijere». Este acto de María de dirigir a otros a obedecer a Jesús es un hermoso testimonio de su papel en guiar a los fieles hacia su Hijo.
El milagro que sigue, la transformación del agua en vino, no solo atiende la necesidad inmediata y evita el posible bochorno de los anfitriones de la boda, sino que también simboliza la abundancia y alegría que Jesús trae a la vida de las personas. Este primer milagro, realizado en presencia de María y a través de un diálogo con ella, revela la gloria de Jesús y fortalece la fe de sus discípulos.
Así, mientras el pasaje no describe a María explícitamente como intercesora en el sentido de hacer una petición formal por otros, su papel en este evento muestra su profundo amor y preocupación por los demás, y cómo su fe y confianza en Jesús pueden servir como un puente para llevar las necesidades de la humanidad ante Él. María, como madre amorosa y fiel seguidora de su Hijo, nos enseña a todos a acercarnos a Jesús con confianza, a presentarle nuestras necesidades y a obedecerle en todo, confiando en su amor y su tiempo perfecto.