La doctrina del purgatorio no aparece explícitamente en la Biblia Reina-Valera, ya que esta es una versión de la Biblia utilizada principalmente por las iglesias protestantes, que no aceptan la doctrina del purgatorio. Esta enseñanza es más asociada con la Iglesia Católica y se basa en interpretaciones de ciertos textos bíblicos junto con tradiciones eclesiásticas. Las referencias bíblicas que algunos teólogos católicos citan para apoyar la existencia del purgatorio incluyen: 1 Corintios 3:11-15 y 2 Zacarías 13:9.
1 Corintios 3:11-15
Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
1 Corintios 3:11-15
Zacarías 13:9
Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. Él invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios
Zacarías 13:9
¿Cómo se interpreta el purgatorio en la Reina Valera?
Entender el purgatorio desde la perspectiva de la Reina Valera, y más ampliamente desde el enfoque protestante, requiere aproximarnos con un corazón dispuesto y una fe arraigada en las Escrituras, reconociendo siempre que nuestra comprensión se fundamenta en la revelación divina y el respeto profundo por la palabra de Dios.
El purgatorio, tal como se entiende en la tradición católica, no se menciona explícitamente en la Reina Valera ni en la mayoría de las traducciones de la Biblia utilizadas por las comunidades protestantes. Sin embargo, los pasajes de 1 Corintios 3:11-15 y Zacarías 13:9 nos ofrecen una imagen simbólica que algunos podrían interpretar en un sentido análogo al concepto de purificación post-mortem.
En 1 Corintios, Pablo nos habla del fundamento inquebrantable que es Cristo Jesús, sobre el cual cada creyente edifica su vida espiritual. Las obras que construimos sobre este fundamento son sometidas a prueba por el fuego; no un fuego destructivo, sino uno purificador, que revela la verdadera naturaleza y el valor de lo que hemos edificado en nuestra fe. Este proceso puede verse como una metáfora de purificación, donde, a través de pruebas y desafíos en nuestra vida espiritual, se revela la calidad de nuestra fe y devoción.
De forma similar, Zacarías habla de un proceso de refinamiento, donde Dios purifica a su pueblo como se purifica el oro y la plata, eliminando las impurezas para que su verdadera fe brille con claridad. Este proceso de purificación es, ante todo, una demostración de la misericordia y la gracia de Dios, quien, en su amor infinito, nos refina y nos prepara para estar en su presencia.
Es importante destacar que estos procesos de purificación se entienden mejor como experiencias de la vida cristiana en la tierra, más que como un estado intermedio post-mortem. En el caminar con Dios, enfrentamos pruebas que purifican nuestra fe, nos acercan más a Él y nos preparan para la vida eterna. Nuestro enfoque, por lo tanto, debe estar en vivir una vida que refleje la luz de Cristo, confiando en su gracia redentora y en su poder purificador.
Al interpretar estos textos, lo hacemos con humildad y reverencia, buscando siempre la guía del Espíritu Santo para comprender las profundidades de la verdad divina. Nos mantenemos firmes en la esperanza de la promesa de salvación a través de la fe en Jesucristo, el fundamento inamovible de nuestra existencia.